Tres horas en el Louvre

Piensa una cosa: ¿harías tres horas de cola para ver algo fascinante?

Es decir, ¿soportarías estar tres horas de pie sin hacer nada, salvo ver avanzar lentamente a miles de personas que hay delante tuya?

Posiblemente pienses: “depende de lo que esté al final de la cola”.

Bien pues agárrate lorito, que ese es el tiempo de media que tarda la gente que va a visitar el Louvre de Paris, en poder ver al cuadro de la Mona Lisa.

Asombroso, ¿verdad?.

Mona Lisa
Señora que tiene la sonrisa más bonita del hipódromo, retratada por Da Vinci

El otro día estaba en el trabajo con mi querida Eva, montando un puzzle de lo que espero que acabe siendo una gran estrategia de comunicación para un gran grupo empresarial, que aglutina tres marcas distintas, pero que venden los mismos productos al mismo perfil de cliente.

El reto que teníamos Eva y yo por delante, es absolutamente provocador: hay que conseguir que cada una de las marcas sea diferente de la otra y que el producto, que es el mismo, parezca distinto… En el juego de la estrategia, esto no es algo tan inusual como crees ahora mismo (estos ojitos han visto cosas más raras, lo prometo).

Comenzamos a explorar ideas entre café y hojas en blanco, en busca de encontrar aquello que haría única a cada a marca que pertenecía al “Grupo”.

– Eva, ¿te has planteado alguna vez por qué si el Louvre tiene 35.000 cuadros la gente hace hasta 3 horas de cola para ver la Mona Lisa?

– Ah, yo hice la cola – me dijo Eva- ¿y sabes qué? El cuadro es enano, casi como un folio… tienes que acercarte a mirarlo… quizás eso es lo que le hace especial.

Me resultó un dato curioso y le dije a Eva que investigaría sobre este fenómeno para ver qué tenía de especial el cuadro para generar tantísimo interés frente a los demás.

El Tamaño no importa

Querida Eva, seguramente el tamaño llama la atención porque está en un Museo junto a obras que tienen una dimensiones enormes, pero la realidad, es que mis investigaciones me llevan a confirmar que lo que mide el lienzo, era lo habitual en los encargos la época: 77 × 53 centímetros (un folio mide 42 x 59 cm para que te hagas una idea).

Quiero decir con esto, que el tamaño está dentro de lo estándar para los retratos que había, de hecho se puede ver en el Louvre a miles de obras más con las mismas dimensiones y no se forman esas colas o no son conocidas.

5 Louvre Artworks You Missed in the Mona Lisa Room - Context Travel
Antes de que Quevedo llenara los conciertos, la Gioconda ya levantaba pasiones.

Evita es un genio y me encanta hablar con ella de arte, literatura y sí, de vez en cuando tocamos el marketing. Me habló de la proporción áurea, de lo que transmite, de la técnica de pintura, de que parece que te mira, la sonrisa

Y ahora, hipotiroidismo: todas las teorías sobre la Mona Lisa | Verne EL  PAÍS
Creo que he tenido entierros más felices que cuando retrataron a esta señora

¿Será que no hay más obras que utilizan la proporción áurea como base?. ¿Será que es el único cuadro que parece que te mira o que transmite cosas?

Lo dudo.

No tenía la respuesta por más que investigaba, hasta que Eva sin quererlo me la mostró.

La historia detrás de lo mundano

Soy una cuñada, lo sé, pero la Mona Lisa no me parece ni de coña el mejor cuadro del mundo. De hecho creo que no haría cola para verla. Me inquieta que todos como borregos admiremos un cuadro de una persona que te mira así de inquietante, que no sabes si es que se le han quemado las lentejas o está diciendo como tu madre: “a que voy yo y lo encuentro”…

Me parece una obra común, mundana, una más

Sí, sí, quemadme en la hoguera si queréis… por eso, me resulta más interesante todavía averiguar por qué con más de 35.000 obras de arte en el Louvre, todo el mundo quiere ver este cuadro y es el mayor reclamo no sólo del museo, si no de la ciudad (e incluso del país).

Ojo, ¡es que no estamos hablando del Jardín de las Delicias del Bosco, que es un pedazo cuadro enorme con multitud de pequeños detalles! (¡ay joder, ojalá que no me lea nadie del mundo de la pintura!)

El Bosco: recorriendo el jardín de las delicias | pormiamoralarte
Detalle del cuadro “El Jardín de las Delicias”

La única respuesta posible, es que en algún momento alguien decidió destacar a la Mona Lisa sobre las demás y restar importancia a las otras 34.999 obras de arte existentes y eso es lo que realmente llama la atención.

Si lo asemejamos a tu negocio, producto, servicio o marca, es similar a que tengas un negocio, producto, servicio o marca con 35.000 funciones y restas importancia a todas menos a una… ¿qué sucedería?

Magia.

Y lo sabes.

Porque esto va de sacrificar y ya te lo expliqué en este post que te destaco aquí abajo:

Tienes el mismo problema que cualquier cuadro del Louvre, del Prado o de cualquier museo:

No destacas porque te pasas la vida dando 35.000 razones por las que deberían comprarte en lugar de centrarte y poner foco solo en una.

Da igual, aunque lo hicieras y te centraras en una tampoco triunfarías, ¿sabes por qué?, porque:

La clave no es el qué, es la historia que lo rodea

Tienes un producto o servicio mundano, común, lo que sea… Bien, tienes una Mona Lisa aunque no te lo creas.

Lo que debes entender, es que tú no vas al Louvre a ver el cuadro, vas a ver la historia que lo rodea: los enigmas y conspiraciones, lo que esconde en lugar de lo que muestra. ¡Por eso la gente hace cola!

No es el mejor cuadro del mundo ni mucho menos y tampoco el más impactante, pero sí que es misterioso porque es de los pocos que cuenta con una gran historia que lo envuelve (sea cierta o no) .

Te voy a poner un ejemplo:

Como eres alguien muy disciplinada o disciplinado que cuando me lees te aplicas todo lo aprendido, vamos a pensar que leíste lo de la “Foto Perfecta” y por fin te vas a centrar solo en una cosa y bla bla bla que digo siempre.

Entonces me planteas que tienes un curso de la leche sobre el pino puente y que te has centrado sobre eso, eliminando el resto de posturas o tipos de “pinos” diferentes.

– ¡Qué crack! – pienso en voz baja apretando los dientes (porque me ha entrado frío o un retortijón, no me acuerdo)

Me cuentas que si me registro, obtengo acceso directo a un montón de tutoriales que me enseñan a hacer el pino puente y cuáles son los beneficios de hacerlo

Es interesante… pero tremendamente aburrido…

Sin embargo, la base la tienes y la podrías convertir fácilmente en el factor de singularidad, describiendo por qué esos recursos de “cómo hacer” son mejores que cualquier otra cosa que se pueda encontrar en cualquier otra parte sobre el pino puente.

(No sé si aún sigues conmigo o te has perdido ya)

Te aplicas y me cuentas que si me uno a cualquier otro curso que no sea el tuyo, seguramente encontraré cientos de artículos y tutorales sobre el pino puente iguales todos, la diferencia contigo y el resto es que tú no sólo me contarás el cómo, si no el por qué funciona hacer el pino puente cada día.

Además me lo ilustras con una historia genial donde el foco está puesto en cómo a ti te sirvió comprender el “por qué” funcionaba el pino puente, para replicarlo con éxito y crear ese curso en el que nos vas a hacer a todos entender el por qué.

¿Entiendes a qué me refiero? (yo tampoco, pero no tengo el día hoy)

La clave no es la característica o beneficio en el que quieres poner el foco. Podría ser algo común como el pino puente, siempre y cuando condenses todos tus esfuerzos sobre ella y la historia que le da paso.

De "La Gioconda" a "Las bodas de Caná" - La sala de los Estados

Lo que hace que la función se destaque es la historia detrás de la misma; la razón por la cual esa característica es tan importante.

Cuando lees post como este y te centras en buscar tu factor de singularidad o aquello que te hace único y en lo que debes poner el foco, es posible que te agotes buscando algo que sea realmente sorprendente o encontrando la característica o beneficio clave que sobresale más que el resto.

Deja de buscar.

Para.

Encuentra algo común en su lugar aunque sea mundano y eleva esa característica aburrida a una de gran importancia, describiendo el por qué es tan importante para tu audiencia.

Esto te acercará un paso más a la singularidad… o no, porque igual no lo haces bien y yo milagros tampoco los hago.

Eva me empezó a contar historias de la Mona Lisa: quién es, los símbolos escondidos en la pintura, los robos que había sufrido el cuadro y por qué se intuye que Leonardo la pintó…

Esa fue la clave.

Ahora estoy dispuesta a hacer una cola de tres horas en el Louvre.

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