Larga vida a las palabras

Hace unos meses estuve de viaje por los Pirineos haciendo rutas de montaña. Me alojé en un hotel-balneario de Panticosa (si pones en Google estos términos ya te aparece), que se vende como de 4 estrellas, pero en un día raro debió perder 2 por el camino.

Lo importante de esta historia es el champú que descubrí en el baño y que ofrecían como detalle para los huéspedes, junto al típico peine de plástico (bajo la bandera de la sostenibilidad, por supuesto) y un raquítico paquete de pañuelos de papel.

HISTORIA DEL BALNEARIO DE PANTICOSA – ULLER
Aquí estuve yo buscando inspiración para este post

¿Por qué es importante el champú en toda esta historia?

Porque si haces una charla o discurso público, te aseguro que no quieres ser el champú de mi hotel¿quieres conocer el resto de la historia?.

El esperpento del 3 en 1

Como te decía, estuve haciendo rutas de montaña y llega el momento de tomar una buena ducha de esas que son reparadoras. En mi caso, es agua super caliente hasta que mi piel se pone de color salmonete malagueño.

Mirando en mi neceser, me había traído de todo menos champú, pero por suerte este hotel disponía de la típica bandejita con un pequeño botecito de plástico que ponía: “Champú, gel de baño y acondicionador”. ¡Toma ya! Todo en uno, eso sí que es eficiencia.

Detrás de todo este vaho podría estar yo o un salmonete malagueño, lo que más rabia te de

Mi piel es muy delicada (como yo en general) y necesita hidratación (como Marco Antonio cervezas), pero no tenía otra opción: o usaba el 3 en 1 o me lavaba con agua sola.

Nada que perder.

Nada que ganar.

Así lo hice.

La piel me quedo más seca que la axila de una momia.

Mi pelo estaba más áspero que tu suegra cuando vas en Navidad a verla.

Lo peor fue el olor…

Soy muy maniática de los olores y odio el “olor a piel estándar”. Puedes juzgarme o reirte de mi en los comentarios, pero no me gusta oler a lo que podría oler cualquiera, ni a los geles de pachuli de los lineales marcados con etiquetas amarillas de “super oferta”.

¿Sabes qué pasa?

Que normalmente un todo en uno, te deja a medias con ese “todo”.

Esto mismo que te explico del Champú, no debes hacerlo nunca con tus presentaciones. Es decir,

Las diapositivas de tu presentación, deben tener un sólo propósito, no dos, tres o cuatro.

No dejes que el Power Point te domine

En la última semana he estado viendo varias charlas de varios y varias compis del sector, que me consta que han puesto toda su ilusión en los discursos y todas sus ganas.

He visto de todo: nervios, cosas muy buenas, cosas más regulares, etc, pero un patrón común: el power point, ppt o la presentación de turno como quieras llamarla, es la que llevaba todo el peso de la charla y destrozaba al orador.

En oratoria, hay varios errores frecuentes de las personas que hablan en público y llevan una presentación:

  • Miran constantemente hacia atrás a la pantalla

  • Miran hacia el suelo a la pequeña pantalla que hay en el escenario

  • Dejan que el ritmo de lo que dicen y hacen lo marque el power point.

En todos los casos sucede un error que se carga toda tu credibilidad como ponente: pierdes el contacto visual con las personas y automáticamente desconectan.

Si miras hacia atrás, das la espalda al público. Si miras hacia abajo, estás mostrando una inseguridad bárbara y también faltando el respeto a tu audiencia.

No me gustan los términos absolutos, pero cuando doy feedback, a menudo recibo los mismos motivos:

– “Ya, es que quería ver por dónde iba”

– “Ya, es que ponía xxxx cosa que tenía que decir y no me tenía que olvidar”

– “Ya es que luego la presentación se envía por email, por eso dejo el texto…” – (¡buena suerte colega!)

– “Ya, es que… [INSERTA AQUÍ TU EXCUSA]”

Métete esto en la cabeza:

El power point debe estar al servicio de las personas y no las personas al servicio del power point.

Nadie repara en esto.

Los power point, las slides o como llames tu a la presentación que llevarás, solo debe tener un objetivo: servir de refuerzo visual a lo que cuentas.

Mi presentación en Trafffic hablando de posicionamiento de marca a través de una metáfora visual del primer hombre que pisó la luna

Fíjate que digo que debe servir de refuerzo visual y no he dicho que “debe llevar todo el peso visual de la presentación”, porque para eso ya estás tú. Para crear hologramas y metáforas visuales con tus palabras y tenerlos a todos conectados.

¿Cuál es el problema?

Que no se quién narices diría que todo tu discurso se debe basar en las diapositivas y que por tanto esas diapositivas deben ser como el champú del hotel de Panticosa: que era champú, gel de baño y acondicionador. Tres en uno.

Eso nunca lo hagas en una charla. Tu power point no debe tener más de un cometido.

Todos estos años nos han metido: no somos multitarea.

Si das una charla, no le pidas al cerebro de tu audiencia que te lea y que te escuche porque no lo harán. El ojo humano va más lento que el oído, se van a desacompasar y dejarán de prestarte atención para concentrarte en el texto.

En una charla o presentación, lo importante son las palabras. Si necesitas apoyo visual, puedes hacerte una presentación y si ese documento necesita ser leído, eso debe ir en otro formato, no en power point.

Un documento estratégico no es lo mismo que una presentación.

No es lo mismo una investigación de mercado que un entregable con los principales datos.

No es lo mismo un análisis de datos presentados que un pdf escrito.

No es lo mismo un tres en uno que uno que vale por tres.

Muerte al champú.

Muerte al power point.

Larga vida a las palabras.

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